¿Qué es la productividad laboral? Guía completa sobre este concepto fundamental

Productividad Laboral

Vamos a pensar en una empresa como un sistema que persigue un fin específico. Se trata de un grupo de trabajadores coordinados (y subordinados) que ejerce diversas funciones. Sin embargo, este sistema puede fallar si no está bien planteado internamente. En este artículo vamos a explicarte cómo aumentar la productividad laboral y configurar los equipos de manera que sean altamente rentables.

¿Qué es la productividad laboral?

Hay muchas definiciones acerca de este concepto, uno de los más estudiados en el ámbito del empleo. Para nosotros, la productividad se entiende como un termómetro que nos permite conocer si la empresa va bien o no. Se trata, por tanto, de la cantidad de trabajo efectivo que un negocio es capaz de producir con su capital humano y tecnológico.

Si echamos un vistazo a la historia, vemos cómo el concepto de productividad ha cambiado. O, más bien, ha cambiado la forma de entenderla. Hace varias décadas, esta se alcanzaba mediante la disciplina y lo que se denominaba «trabajo duro». En la actualidad, este término adquiere un perfil más emocional y de capacitación.

También podemos incluso analizar cómo se entenderá este indicador en el futuro. Las últimas tendencias en materia laboral confieren gran importancia a un aspecto relegado hasta ahora: la salud mental. Todo indica a que, dentro de muy poco, las empresas apostarán por blindar la dimensión psicológica de los trabajadores y aumentar la productividad mediante coaching, incentivos y demás metodologías.

¿Cómo se mide la productividad laboral?

La productividad en el trabajo se ha estudiado con detalle a lo largo de los años y hay muchas técnicas para medirla. Sin embargo, nosotros vamos a quedarnos con la más sencilla, esa que vale para cualquier negocio sin importar su sector.

Entonces, ¿puedes medir la productividad laboral? Obviamente, sí, vamos a ver cómo:

Lo primero es elegir un periodo de tiempo determinado (lo más recomendable es un mes). Después, averiguaremos con exactitud el número de bienes o de servicios que se han proporcionado durante ese tiempo. El número obtenido lo dividiremos por el total de horas trabajadas en dicho mes y habremos cuantificado la productividad.

Claro está que no se le puede dar la misma importancia a todos los bienes o servicios. Por ello, podríamos hacer esta fórmula algo más compleja para acercarla todavía más a la realidad actual. En este sentido, es necesario crear un coeficiente para cada bien / servicio, de manera que fuera más alto para los que más costara producir. Entonces, actualizaríamos la fórmula de este modo:

Productividad total = [nº de bienes * x̄(c)] + [nº de servicios * x̄(c)] / total de horas trabajadas

De este modo, la c representaría la media del coeficiente de todos los bienes producidos y, más adelante, de todos los servicios prestados. Este es, básicamente, la manera más sencilla y ajustada a la realidad que tenemos para medir la productividad en cualquier compañía.

¿Cómo mejorar la productividad en el trabajo? 4 consejos

Ya has visto qué es la productividad, cuáles han sido sus tendencias pasadas y futuras y cómo se puede cuantificar. Ahora, pasaremos a la práctica a través de varias estrategias que nos ayudarán a mejorarla en el trabajo.

1. Organizar equipos de alto rendimiento

Este tipo de estructura trata de identificar talentos y perfiles en la plantilla del negocio y, después, agruparlos buscando compatibilidades personales, profesionales y técnicas. La idea es optimizar el trabajo en grupo y apostar por un entorno colaborativo. Las pymes y pequeños negocios también se pueden estructurar de esta manera.

2. Solucionar problemas

Tener problemas es normal, todas las pymes y todos los autónomos los tienen. No obstante, lo que no es admisible es perder tiempo y dinero en su solución. En la actualidad, innovaciones como el big data ayudan a sistematizar la toma de decisiones. Es aquí de donde podemos partir para solucionar los problemas más comunes.

3. Externalizar servicios

Los autónomos, por ejemplo, tienen que hacer frente a una gran carga de trabajo fiscal y administrativo. Las pequeñas empresas, por su parte, pueden verse superadas por tareas que también podrían asumir otros. Nuestro consejo es externalizar todo el trabajo complementario posible para poder centrarse en la actividad principal.

4. Apostar por la tecnología del futuro

Los avances digitales están imponiéndose a los métodos convencionales. Estos nos permiten ir más rápido y tomar mejores decisiones para mejorar nuestra eficiencia productiva y operativa, gracias a las oportunidades de automatización, las oportunidades de digitalización, la inteligencia artificial, el internet de las cosas, los bots, el cloud… Sin duda, el uso de estas tecnologías nos ayuda a gestionar la información en beneficio de una gestión interna más eficaz y sin errores humanos, capaz de atender más y mejor las nuevas necesidades de los consumidores.

En definitiva, la productividad laboral es un valor que debemos cuidar, pero siempre desde una perspectiva innovadora. En un futuro, la búsqueda de mejorarla habrá hecho que todos los negocios se hayan reestructurado por completo. Es el momento de que te digitalices, explores nuevas soluciones y cuides del factor psicológico de tu plantilla. Así funcionan los negocios del siglo XXI.

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